Una característica de los tsunamis es que su longitud de onda, es decir, la distancia entre dos olas consecutivas, cuando se generan es típicamente de unos 10 a 100 km. Esto supone una profundidad mucho mayor que la del mar, por lo que se consideran “ondas largas”.
Como la altura de la ola es de unos pocos metros, la pendiente de la misma es inapreciable - unos pocos metros de desnivel en decenas de km-, siendo el tsunami totalmente inofensivo. Eso sí, una propiedad de las ondas largas es que la velocidad de propagación crece como la raíz cuadrada de la profundidad, sólo dependiendo de ésta.
Por ejemplo, si la profundidad es 4 km la ola se mueve a 700 km/h, la misma velocidad que alcanza un avión a reacción. En resumen: el tsunami es inofensivo pero se mueve a gran velocidad, cruzando un océano en unas pocas horas.
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